Pensamiento sistémico aplicado a fenómenos socio-ecológicos y organizaciones

Pensamiento sistémico aplicado a fenómenos socio-ecológicos y organizaciones

Por Juliana Bohórquez

La existencia ocurre en un continuo bucle de retroalimentación entre la vida y la muerte. Reconocer la muerte como proceso de vida, es la mejor forma de experimentar el potencial y la fuerza vital al máximo.

Sin embargo, comúnmente los seres humanos nos limitamos por el miedo a ser en esencia, expresión como naturaleza – Yo soy -. La negación de la naturaleza propia evita tomar la vida tal cual y darse en la máxima posibilidad. Es por esto que los sistemas sociales necesitan de modos de pensamiento que nos acerquen a recordar quiénes somos como humanidad, reconocer los órdenes, pero sobre todo reconocer en el caos – como orden no comprendido – el mejor momento para la transformación o cambio.

En este escrito se introducen conceptos y reflexiones de la vida y de la sociedad a partir del pensamiento sistémico, así como también modelos probados durante una década en Colombia, en el marco del conflicto armado, de los procesos organizacionales y en otros escenarios globales. 

El lugar de enunciación desde las que se escriben las siguientes páginas es desde la mirada de una artista que especializándose en pensamiento sistémico ha aplicado en los territorios de alta complejidad métodos diseñados para cada contexto con el fin de aportar al bienestar socio-ecológico desde el trabajo de los fenómenos sociales y organizacionales.

 

 

Introducción 

Debo empezar por presentarme porque mi trabajo y la forma como entiendo el pensamiento sistémico toman sentido con la historia, el contexto del que vengo y por el cual hago lo que hago. Mi nombre es Juliana Bohórquez y les voy a compartir de dónde viene mi interés por la sistémica.  Soy artista de profesión y me especialicé en pensamiento sistémico aplicado a fenómenos sociales y organizaciones, luego de trabajar en el marco de conflicto armado en Colombia y haber hecho una maestría en pedagogía sistémica, ya que comprendí la conexión entre el arte como área de conocimiento y el pensamiento sistémico. 

Como colombiana me dediqué desde muy joven a recorrer y conocer este país a través de la gente y de los fenómenos de violencia, sociales, políticos y culturales de territorios de esta nación, llegando a introspecciones que me abrieron cuestionamientos como: una nación no es nación si no se conoce a sí misma y Colombia es un territorio que por la violencia es irrecorrible, lo que la deja en una noción de nación (Trazos de Tierra, 2007). Estudiando pensamiento sistémico entendí que éste es equivalente al arte desde la ciencia, porque permite lidiar y trabajar con complejidad, porque de alguna forma el arte lo que hace es preguntarse lo que no nos hemos preguntado o poner en la escena lo que no es inmediato y obvio; por el contrario da lugar a lo impredecible y a la incertidumbre, al igual que la sistémica. 

Para el estudio de esta área de conocimiento, he tenido la fortuna de presenciar espacios de aprendizaje con Jan Jacob Stam, Angélica Olvera, Humberto Maturana, Peter Senge, Otto Scharmer, Arawana Hayashi, Mathias Varga von Kibed, Fritjof Capra, entre muchas y muchos otros. Lo cual enriquece mi conocimiento, debo mencionarlo porque la experiencia de estas personas me fomentó la capacidad de crear mis propios modelos y metodologías y a través de conocer diversos entendimientos de la sistémica desde la mente, cuerpo y espíritu de un artista, he podido en lugar de distinguir y separar, unir, abstraer y generar un recuento en mis palabras de lo que es pensar sistémicamente, lo cual compartiré a continuación con ustedes. 

 

La ancestralidad del pensamiento y el pensamiento ancestral

Conozco muchas personas expertas en algunos métodos sistémicos y curiosamente me he llevado la sorpresa de que pocas veces esas personas entienden el campo de acción y pensamiento, porque se relacionan en forma directa con el método, solamente. Para mí como artista, es similar a cuando alguien se denomina artista porque conoce una técnica y se dedica a ella. Esto me ha llevado a querer aportar, en sintetizar los pedazos de un entendimiento que desde su naturaleza sistémica deberían estar conectados, y a pesar de que las personas quizás aplican la sistémica de manera correcta, que saben lo que hacen y que además tienen cierta intuición sobre el tema, a la mayoría si les preguntamos qué es complejidad, caos o pensamiento sistémico, carecen de respuesta.

Es por esto que me parece importante lo que he venido desarrollando en estos, más de diez años, que es conectar mundos.  Y ¿Por qué es importante conectar? Porque si no podemos generar vinculaciones, no podemos ir mas allá: no podemos sobrevivir, ni tampoco crecer; por lo tanto nos limita en nuestros procesos evolutivos. Esto es lo que pasa en nuestra sociedad, estamos fragmentados.  

Seguimos la cultura del algoritmo propuesto por Euclides ‘divide y vencerás’, que claramente en las matemáticas como en la ciencia tiene mucho sentido por el proceso de distinción, pero que en la vida si lo aplicamos nos quedamos sin la respiración, sin lo común, sin la comunicación; no podemos vivir de separaciones si no tenemos las herramientas y la sabiduría para generar las conexiones.  

No me tomaré el tiempo de hablar de lo obvio, sobre a quienes les conviene que haya divisiones en el mundo. Prefiero usar la energía y estas palabras para generar las relaciones y recordar cómo es que ancestralmente pensábamos, porque ancestralmente pensábamos sistémicamente. 

Si separamos todas las partes e impedimos su conexión, tendremos el control.  Esto quiere decir que una organización con un alto nivel de control, es un ambiente lleno de fragmentaciones.  Con esta consciencia sistémica se pueden tomar decisiones para oprimir o para transformar, entonces ¿qué es lo que queremos crear con nuestro tiempo y energía?

 

La forma como pensamos, genera el modo como vivimos y creamos el mundo

Introduciré ahora qué es el pensamiento sistémico y para esto considero importante empezar por resignificar, qué es pensar, su por qué y para qué. El pensamiento sistémico tiene que ver con pensar el mundo desde la visión de que todo está conformado por sistemas y por lo tanto hay principios – que introduciré más adelante – que conforman cualquier aspecto de la existencia, como son los órdenes, límites, vinculaciones, funciones, entre otros.  

`Pensar’, etimológicamente hablando, se origina en el concepto de poner, colgar, tejer lo que está adentro. Suelo afirmar que la forma en la que pensamos el mundo, es la manera en la que lo conocemos, creamos y por ende es la manera en la que lo vivimos.  El primer estado del pensamiento es la percepción, entendida como la captura de información ya sea interna o externa. Se podría deducir que nuestra eminente percepción comienza por el cosmos, porque en términos de vida humana el cosmos resulta ser nuestro contexto mayor que podemos consensuar.  

Para pensar el cosmos usamos la cosmogonía y la cosmología: la cosmogonía es cómo creemos percibimos y entendemos el nacimiento del cosmos.  La cosmología es el estudio del cosmos, lo que observamos, distinguimos, estudiamos y definimos.

Cada pueblo, cultura, individuo, grupo tiene consciente o inconscientemente una respuesta a cómo percibe el mundo. En Grecia antigua 900 a. c, por ejemplo, el principio del cosmos se origina en el caos y si nos vamos a otro tiempo en América, en la cultura Muisca 3.000 años a. c., el principio del mundo es la oscuridad. Independientemente de cuál sea el inicio del pensamiento, a partir de este, se generan estructuras diversas de acuerdo a ese entendimiento.

Hay formas más concretas y otras más simbólicas de crear a partir del pensamiento. Lo vemos en las maneras en las que construimos nuestros entornos; las edificaciones griegas son un claro reflejo de su cosmogonía, la estructura genealógica de sus Dioses y así mismo es el espejo de su explicación racional a la creación del universo – cosmología -. Distinto es lo que se observa de la cultura Muisca, la conformación de su entorno resulta ser de un carácter más simbólico que estructural, al igual que su percepción y racionalización del universo. 

Así mismo se crea la cultura, según la forma como se piensa la vida. Definimos el tipo de conexiones que generan a esa membrana que nos conforma, como también nos educamos para indicar el comportamiento según nuestra pertenencia.

Otro aspecto que influye en nuestra forma de pensar y crear, lo determino desde el arte y la ciencia como áreas del conocimiento. La ciencia desde su raíz etimológica PIE –skei que significa separar, dividir, distinguir y el arte desde su raíz etimológica PIE –ar que significa abstraer, juntar, unir. La Vésica Piscis que se conforma de estas dos esferas, significa entonces, el potencial de juntar distinciones o reunir saberes. A esto lo llamo un proceso de consciencia.  Consciencia entendida como un conocimiento reflexivo de las cosas, el origen del vacío. Para poder crear, qué quiere decir producir algo de la nada, se necesita el vacío y para lidiar con los elementos por separado, necesitamos saber al mismo tiempo qué los unió, esto nos lleva nuevamente a un bucle de retroalimentación continua entre el vacío y la creación. Así mismo, determina que si en un mundo de pensamiento científico – como el nuestro – queremos lidiar con la complejidad de la vida, necesitamos comprender la abstracción que permite el arte y prestar atención así entonces al espíritu, al misterio y la incertidumbre. 

Independientemente de si estamos inmersos en el mundo del dominio de las prácticas – la technê – o si nos paramos desde el dominio del conocimiento – la epistêmê -, estamos yendo siempre hacia el proceso de creación en la vida. Por lo tanto es importante preguntarnos ¿Desde qué pensamiento estoy creando el mundo que decido vivir?

A continuación hago un resumen de los conceptos introducidos:

– La forma como pensamos el mundo es la forma como lo conocemos (cosmogonía – cosmología).

– Acostumbramos a relacionarnos con el mundo a través del arte y la ciencia.

– El arte y la ciencia implican unión y distinción.

– La unión de arte y ciencia, está relacionada con la consciencia.

– La creación implica reconocer algo de ‘la nada’ y producir algo en la misma (distinguir + unir).

– El deseo de considerar y producir algo, dan lugar a la creación con consciencia. 

– El proceso de creación con consciencia, implica pensamiento, que a la vez implica arte y ciencia.

– El pensamiento crea, a través de lo que se teje o se hila.

– El dominio de la práctica y del conocimiento, se da a través del ejercicio de arte y ciencia.

– La suma de prácticas y conocimientos (techne  + episteme) – dan forma a la manera como vivimos. 

– La manera como vivimos, marca la pauta de cómo pensamos.

Podríamos decir que  el proceso de pensar y crear genera un bucle de retroalimentación, que conforma la vida.

 

Pensamiento sistémico

A estas alturas nos podremos estar preguntando ¿y la sistémica, qué?  La sistémica es el arte de ver, averiguar y especialmente reconocer conexiones entre las entidades observadas (Von Foerster, 1995) Y esto implica un proceso de reflexión desde el que continuamente cambiamos nuestra historia, de modo que creamos en el presente el futuro (Maturana, 1993). La reflexión permite retroalimentación en un proceso de generación de ondas o señales conectando multilateralmente las partes de un sistema, lo cual también ocurre con la comunicación; sistemas regulatorios de los seres vivos, principios usados también en disciplina sistémica conocida como cibernética

André Maria Ampere (1834) llamaba a la futura ciencia de gobierno, ‘Kibernetes’ – cibernética – y no estaba equivocado en su visión, pues Norbert Wiener (1942) con la teoría de control y de los sistemas reguladores, creó mecanismos asimilando el sistema nervioso, sin embargo, los usó para la guerra. Aunque la sistémica también ha sido usada para aportar hacia el bienestar desde el estudio del comportamiento humano, Gregory Bateson y su pareja Margaret Mead (1946) ayudaron al entendimiento de cómo la Teoría General de Sistemas (1951) podría usarse para los sistemas sociales. Mead, aportó en sus estudios sobre sexualidad y temperamento, por el otro lado Bateson, dedujo a partir de esta que el mayor problema en nuestro mundo es lo que resulta de la diferencia entre cómo funciona la naturaleza y la forma como pensamos.

Esa brecha entre lo que somos y lo que pensamos, se debe en gran parte a que definimos todo en términos del conocimiento, olvidando lo que sabemos por naturaleza que tiene que ver con la sabiduría. Esta se ha hecho a un lado alejándonos de la realidad y la certeza con la que por ejemplo respiramos.

Esto es muy relevante en la historia del pensamiento sistémico y de la Teoría General de Sistemas (TGS) planteada por Ludwing von Bertalanffy, biólogo austriaco que habitó dicha nación durante el auge de métodos científicos, es de mencionar su gran inclinación por la filosofía, ¿por qué es esto relevante? Como biólogo, Bertalanffy se preguntó sobre el origen de las conexiones de los seres estudiados, por ejemplo, la relación entre el corazón de cierto animal al contexto de hábitat de dicho organismo. 

En un fragmento de la Teoría General de Sistemas, Bertalanffy dice:

“Debido a que la característica fundamental del ser vivo es su organización, la habitual investigación acerca de las partes y procesos singulares no puede proveer una explicación completa de los fenómenos de vida. (…) Este tipo de investigación no nos da información sobre la coordinación de partes y procesos.  Además, la tarea principal de la biología debe ser descubrir las leyes de sistemas biológicos (en todos los niveles de su orden). (…) Esta mirada, considerada un método de investigación, deberíamos llamarla “biología organísmica” y como un intento de explicar ‘la teoría sistémica del organismo’.” 

Aquí vemos como más allá del pensamiento científico está integrado un pensamiento abstracto que genera un punto intermedio en coherencia con la vida. El pensamiento sistémico no considero  que nazca con la escritura de la Teoría General de Sistemas; allí se consigna una reflexión profunda al respecto; no obstante se origina en la capacidad de contemplar la realidad con la consciencia de que todo está interconectado, relacionado entre sí, adaptándose continuamente multilateralmente; este por lo tanto se origina en la vida misma y se asemeja o incluso brota de lo que conocemos como pensamiento ancestral, considerando que desde este se comprende la vida a partir de lo elemental de la misma. 

Y ahora, ¿qué es un sistema? Un sistema es un conjunto de elementos relacionados entre sí en interacción dinámica que actúan como un todo para conseguir un objetivo o propósito. Bajo este significado de sistema lo que plantea el pensamiento sistémico es que el mundo puede ser interpretado bajo este entendimiento y cuenta con unos principios.

Dependiendo de las diferentes fuentes de información, encontramos diversos principios de este enfoque.  En los procesos sociales y terapéuticos es común encontrar menciones sobre principios como: orden, vinculación, pertenencia, destino.  En otras áreas de conocimiento se departe sobre: límites, funciones, causalidad, balance.  Y en los entendimientos biológicos de sistemas sociales, encontramos otros principios como: crecimiento, propósito y totalidad.

Los principios que compartiré a continuación son los que he reunido y puesto en aplicación sistémica, en contextos socio-ecológicos de alta complejidad desde el año 2008, desde las organizaciones que fundé SysLab® – laboratorio de pensamiento sistémico –  y Meráki®.  El agrupamiento de estos principios del pensamiento sistémico representan uno de mis aportes a esta área de acción:

 

Postulación de los principios del pensamiento sistémico 

TOTALIDAD – El todo es más que la suma de las partes. (Aristoteles – Holismo (Gk) Hólos: Todo. 

ORDEN – Los sistemas son altamente organizados y sus relaciones son consistentes. 

LÍMITES – Los sistemas están definidos por límites. (Si la frontera es muy sólida o muy permeable el sistema se vuelve disfuncional).

FUNCIONES – Las funciones de un sistema dependen de su estructura.

PERTENENCIA – Cada parte del sistema pertenece a un tiempo y lugar determinado. 

VINCULACIÓN – Los sistemas existen dentro de sistemas – El comportamiento de las partes no puede ser comprendido, si se desconoce la totalidad y el contexto del sistema. – 

CAUSALIDAD – Procesos de Causas y Efectos. 

BALANCE – Intercambios y Homeostasis (Los sistemas buscan estabilidad, para mantenerse sanos). 

PROPÓSITO – Los sistemas tienen propósitos (metas). 

 

Meta-principios del Pensamiento Sistémico

CRECIMIENTO/SUPERVIVENCIA– Entropía (La energía del universo es constante y la Entropía del universo tiende a un máximo). 

 

Métodos sistémicos para procesos socio-ecológicos y organizacionales 

Basándome en estos principios he diseñado metodologías, métodos y procesos para la aplicación del enfoque sistémico en los contextos socio-ecológicos, organizacionales y de gobernanza.  Aplicar la sistémica implica un compartir de saberes y un aprendizaje continuo de una realidad que está todo el tiempo en movimiento.  Es por lo tanto necesario pararse desde la Nada o desde el Ma – según la filosofía japonesa -, desde la interface de la mitosis, desde el sueño o desde el silencio. Independientemente de cómo se quiera llamar, es necesario vaciarse. 

La particularidad de nuestro trabajo en Meráki® y SysLab®, organizaciones fundadas por mí en 2011, se ha basado en que hemos aplicado el enfoque sistémico sacándolo de la teoría y poniéndolo en los territorios, trabajando por generar reconciliación en el contexto de guerra, trascendiendo la violencia, trabajando con juventudes marginadas, con grupos armados, con comunidades resilientes. En un país como Colombia donde hay tantos factores en permanente emergencia y una alta presión sistémica, se hace difícil: establecer órdenes, determinar límites, reconocer funciones, vincularse y pertenecer, además las causas y efectos son desbordantes, así como el desbalance es constante, todo esto lleva a carecer de la capacidad de identificarnos con propósitos en la vida y se incrementa el deseo por crecer aunque siempre se permanezca en un estado de supervivencia.

De este enfoque de pensamiento se encuentran muchos textos, investigaciones y conversaciones, pero en mi experiencia he encontrado pocos ejemplos de la aplicación de la sistémica.

Es común en Latinoamérica la aplicación de teorías nacidas alrededor de los años 70, en donde el pensamiento crítico y la descolonización, son centrales a la conversación. Estos marcos de encuentro en mi experiencia generan a su vez grandes desencuentros, el primero de ellos, el desencuentro con la vida. Considero fundamental muchos principios que se acogen en este trabajo, sin embargo no dejo de reconocer el vacío de los principios de vida y sistémicos que dan lugar a enfrentamientos a nivel de un pensamiento puramente cognitivo y si algo sé, es que desde ahí, no se construye comunidad.  Es por esto, que pensamientos como el sistémico y acá, debo decir principalmente biosistémico, planteamiento al que se llega tiempo después de lo que estoy narrando y que será protagonista en otra publicación, son necesarios para poder transformar sin desconectarse de la vida a través de la razón.

La manera como comenzamos la aplicación de la sistémica en Colombia fue entender procesos comunitarios y territoriales desde este marco de pensamiento y empezar desde el arte, a diseñar formas, métodos y procesos que permitieran una lectura de los sistemas humanos y sociales desde esta perspectiva sistémica, para abrir posibilidades para la transformación.

Después de diseñar metodologías basadas en el arte y en el pensamiento sistémico para trabajar por la reconciliación en el marco del conflicto armado en Colombia, a crear espacios de Laboratorio Sistémico, iniciando con la Abuela Margarita, a quien conocí en el concejo de ancestros del mundo.  En este laboratorio, al que asistieron más de cien personas, se buscó encontrar los puntos comunes entre el pensamiento sistémico  y el pensamiento ancestral, porque es fundamental entender que el pensamiento, es uno solo; las teorías se plantean; pero el origen de este, es de cualidad común, sólo pertenece al vacío, a la contemplación y no se ubica en una cultura, ni en un libro; es universal como su etimología lo describe: es como hilar en el aire, en la nada. 

Estos laboratorios sistémicos tenían el propósito además, de llevar la sistémica a un más amplio entendimiento y unificar sus ramificaciones.  Cecilio Regojo, fue también una de las primeras personas que ayudó a co-facilitar uno de estos espacios.  Con esto, nace una de las metodologías que más usamos en SysLab: mapeo sistémico basado en el arte como área de conocimiento. 

Esta metodología permite tanto entender los sistemas y analizarlos enfocando específicamente el estudio de dinámicas y patrones asociados, como también trazar procesos ya sea de cambio, transición o transformación.  Además entre otros modelos y metodologías creadas en mi trabajo personal y como SysLab, hemos desarrollado quizás una de las metodologías de más ayuda para procesos individuales, colectivos, de gestión y operativos.

La importancia de la aplicación de este trabajo en nuestro mundo, es que necesitamos abrir la mente, el corazón y el espíritu a niveles mas altos de orden.  La naturaleza se transforma permanentemente y nosotros debido a que hemos perdido la memoria de que somos naturaleza, nos olvidamos de cómo transitar por nuevos órdenes, lo cual a nivel celular, social, político y de todo tipo, nos enferma, hace que nos perdamos de nosotros mismos. 

Por nuestro sistema educativo estamos acostumbrados a ejercitar una mente unidireccional y en su mejor caso, bidireccional.  Así que consideramos por ejemplo que vemos el mundo por los ojos, que tocamos con las palmas de las manos y degustamos con la superficie de la lengua, pero realmente la percepción, como la mente es esférica, cada uno de los puntos del círculo es un ojo y tenemos la posibilidad de ver en todas las direcciones.  Digamos que nuestro cerebro es esférico y cada una de las partes de toda la esfera es una dirección.

Lecciones aprendidas

Estamos acostumbrados a no usar todo nuestro potencial, tenemos como fuente de acción los órdenes y estados preestablecidos. El conflicto se convierte así en un mecanismo para no relacionarnos, estamos rodeados de excusas para no ser, y negarnos todas las conexiones que nos acogen. 

Una de las cosas que necesitamos es volver a ver con toda la piel, recordar que los ojos están por todas partes y que esta es más que esférica. Descubrir cuáles son los sentidos más allá de los que conocemos y uno de los aprendizajes más importantes que hemos tenido a lo largo de estos más de 10 años de trabajo en la aplicación sistémica, es lo importante de retornar a ver como quizás veían muchos de nuestros ancestros cuando el conocimiento no era más importante que la sabiduría y cuando aprendíamos de la naturaleza.

Lo importante de pensar sistémicamente y de la sistémica en sí, no es aprender una teoría; es observar más allá de las teorías, y retornar a ver el mundo sin juicios, ni pretensiones ni expectativas; contemplar para simplemente señalar, lo cual es el principio de la educación: enseñar, del latin, in-signare que quiere decir, señalar lo que observamos, lo que percibimos, lo que notamos sin la intención de que todos lo vean pero con el propósito de compartir el mundo en el que co-existimos.

 

Referencia:

Wiener, N. (1942). The Extrapolation, Interpolation and Smoothing of Stationary Time Series, with Engineering Applications. New York: John Wiley & Sons.

Von Foerster, H. (1995). Ética y Cibernética. Ediciones Gedisa. Barcelona, España.

Von Bertalanffy, Ludwig (1976). Teoría general de los sistemas. Fundamentos, desarrollo, aplicaciones. México: Fondo de Cultura Económica.

Mead, M. (1928). Coming of Age in Samoa: A Psychological Study of Primitive Youth for Western Civilization. New York: William Morrow and Company.

Maturana, H. (1993). El árbol del conocimiento: Las bases biológicas del entendimiento humano. Editorial Universitaria, Santiago de Chile

Bohorquez, J. (2007). Trazos de Tierra. Trabajo de grado. Bogotá. Universidad de los Andes

Bateson, G. (1972). Steps to an Ecology of Mind: Collected Essays in Anthropology, Psychiatry, Evolution, and Epistemology. Chicago: University of Chicago Press.

Ampère, A. (1834). La Science de gouvernement. Bruxelles: Société Typographique Belge.

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